La confianza en el prójimo es fundamental para seguir avanzando.
En estos tiempos donde se requiere de introspección y estudio, el confinamiento general puede resultar una panacea para los que dedicamos parte de nuestro tiempo al análisis. No negaré que por un lado es provocador pero al mismo tiempo agotador debido a la dificultad de abstraerse, al menos para mí, del daño colateral que está costando esta pandemia a nivel social.
El número de puntos de vistas que atiendes por iniciativa propia o de terceros se multiplica, enriqueciendo, pero también enviciando, lo que es la raíz de tu percepción. Sin lugar a duda es necesario para alimentar el análisis pero en esta era donde separar el grano de la paja es tan laborioso, resulta un interesante desafío.
A nivel social, la cuaderna maestra que debería seguir soportando nuestra existencia es la responsabilidad. Una vez hemos aceptado la presencia del problema debemos centrar nuestra posición para contribuir a su solución, actuando sin histeria, y sin esperar la llegada del gran líder de turno con el remedio a todos nuestros males.
Ante esto, al gran reto al que nos enfrentamos es la búsqueda de nuestra maltrecha resiliencia, dinamitada por la falta de confianza en los gobernantes, que en su torpe especialización de socavar la credibilidad de los medios de comunicación, la misma política o la ciencia han vuelto a avivar las llamas en vez de aprovechar la oportunidad de demostrar que son dignos trabajadores públicos en busca del bien común.
Más centrado en nuestro sector, en referencia al deporte, la industria y el turismo náutico, lo que queda patente es que este hecho traumático nos ha sacudido los cimientos a todos, dándonos la oportunidad de reflexionar y de poner en valor lo que hemos aprendido y/o vivido.
De la crisis del 2008 surgió, por ejemplo, la economía colaborativa. En esta ocasión tenemos que volver a estar pendientes de las señales para adaptarnos a la nueva realidad que vamos a tener que vivir y que nos está concediendo un claro espacio para la innovación y creatividad.
Concluyendo con el medioambiente, en estos casi cincuenta días de confinamiento que llevamos, a pocos se les habrá podido escapar que hay un claro paralelismo. La Tierra lleva sintiéndose atacada desde hace mucho tiempo pero de forma brutal aproximadamente desde hace cuatro décadas. Esta vez nos ha dado un aviso para poner en evidencia que no somos dioses, instándonos a reaccionar. Si no lo hacemos, los próximos ataques que suframos por parte del planeta en el que vivimos seguro serán más letales.
Pensemos tan sólo un minuto en esto. Durante este confinamiento el resto de seres vivos con los que compartimos «casa» no nos han necesitado y han recuperado parte de su equilibrio sin nuestra presencia.
Nota: El articulo «Recuperar la confianza» fue publicado en el suplemento de náutica del ABC de abril 2020.