La clase Formula Kite en necesita liderazgo para seguir avanzando en España.
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Recién llegado el equipo nacional de Formula Kite del campeonato de Europa celebrado el Polonia, la lectura general ha sido de decepción.
Los resultados no han sido buenos, salvando los muebles Gisela Pulido en categoría femenina al terminar entre las ocho mejores regatistas de Europa y de Sebastián Ducos, que aunque fuera del equipo oficial, ha evidenciando un claro progreso respecto a sus compañeros, siendo tercero Sub-19 y segundo mejor español.
El esfuerzo e ilusión de los regatistas que han representado a España en este evento continental ha sido palpable pero aun queda por construir, y recalco construir, el camino que tienen que recorrer esta clase en España a la que ya no le vale la voluntad. Horas de mar, entrenamientos físicos, programas de nutrición deportiva y muchos recursos propios son algunas de las coordenadas que cada regatista ha registrado en su libro de a bordo. Sin embargo, los resultados no acompañan y ahí es donde claramente es responsable la federación competente.
La Real Federación Española de Vela en primer lugar sería recomendable que empezara a creer en esta clase olímpica ya que mientras ellos intentan levar su ancla fondeada en el siglo pasado, naciones como Francia, Polonia, Rusia o Inglaterra han puesto en marcha claros proyectos que han visto como regatistas, algunos de ellos sin ninguna experiencia previa, pasaban por la derecha a toda la flota española.
Una vez convencidos de que la Formula Kite forma parte de la federación y que entra dentro de sus responsabilidades como clase olímpica, deberían analizar como potenciarla a través de un liderazgo transversal que motive a los regatistas y los ayude a mejorar como deportistas de élite.
En estos momentos existe una palpable brecha entre la profesionalidad, empeño y determinación que están demostrando los regatistas españoles respecto a las obligaciones de la Real Federación Española de Vela, que ha vuelto, una vez más, a parasitar sobre la pasión de los deportistas, en vez de aprovechar esa energía para impulsarlos y hacerlos mejores atletas.
Gisela Pulido, un claro ejemplo del deporte profesional en nuestro país, recién llegada a esta disciplina olímpica hace apenas un año, optó por la opción de entrenar y prepararse junto al equipo nacional de Rusia, depositando la confianza de su evolución deportiva en los recursos humanos de una federación que nada tiene que ver con la suya. Una decisión que ni siquiera hay que leer entre líneas para denotar que hay mucho por hacer.
Muchas federaciones de otros países ya tienen claro que esta clase que competirá en Paris 2024 será el foco principal de la vela olímpica por su atracción televisiva y espectacularidad. España dispone del potencial suficiente para estar defendiendo como mínimo un diploma olímpico pero para eso los regatistas tienen que sentir el aliento de un líder a quien seguir a todos los niveles.
Este artículo también se publicó en la web del periódico ABC el 13 de septiembre de 2020