El alquiler de embarcaciones se ha convertido en la llave maestra para viajar en barco estas vacaciones.
El verano 2020 ha llegado a su fin y con él gran parte de esos sueños estivales que nos abstraían temporalmente de la realidad. Un verano que nos ha obligado a adaptarnos constantemente.
Se nos sigue limitando el movimiento, estamos obligados a llevar la mascarilla constantemente, los rebrotes vuelven a poner en el horizonte un posible confinamiento y continuamente tenemos que afrontar el miedo a la incertidumbre.
Todo ese estrés ha convertido esta temporada vacacional en uno de los momentos más necesarios para los habitantes de medio mundo. La gente necesitaba una válvula de escape en forma de vacaciones para desconectar de la agobiante realidad casi como prescripción psicológica y alquilar una embarcación para viajar en barco y navegar costeando por paradisiacos destinos se ha consolidado como tendencia.
Hemos vivido, y seguimos viviendo, momentos duros caminando día a día por el filo de la navaja, recluidos en casa y soportando los derechazos de un virus que nos ha puesto contra las cuerdas. A nivel anímico estamos agotados y una de las pocas maneras de equilibrar ligeramente la balanza para recuperar nuestras vidas ha sido disfrutar de unos días de asueto para reconectar con nosotros mismos y los nuestros.
En ese universo del desasosiego, y con el ojo siempre puesto en la seguridad de los nuestros, el alquiler de barcos ha gozado de la simpatía tanto de los fieles partidarios del turismo náutico como de ese nuevo target atraído por la seguridad que ha aportado navegar en un barco durante este verano de pandemia, convirtiendo las bases de charter náutico, como el caso de Rumbo Norte y su base en Ibiza, en en uno de los centros de negocios más dinámicos de la temporada.
Durante este verano encontrar un barco para navegar unos días en cualquier destino estival ha sido como buscar un cisne negro. Y si ya la intención era navegar en destinos tan populares como las Baleares, Cerdeña o Croacia tan sólo te podías agarrar a la remota posibilidad de cancelaciones de última hora.
El alquiler de embarcaciones ha ido subiendo temporada tras temporada durante la última década, siendo España la que se ha afianzado como el de mayor demanda en Europa. Pero la pandemia, si bien en un principio generó inquietud entre las empresas de charter náutico, desde el momento en que empezaron a reglar las normas sanitarias, la demanda disfrutó de una aceleración que lo ha convertido en la salvación de la industria.
El público en general ha encontrado en el alquiler de barcos la opción ideal para sus vacaciones en los momentos que vivimos. El charter náutico siempre se ha amoldado perfectamente a las diferentes necesidades y economías, convirtiendo esta flexibilidad en un gran valor añadido.
Si bien la opción más demandada para viajar en barco en temporadas anteriores era el alquiler por día de pequeños embarcaciones a motor, tipo lancha, esta temporada el segmento que mayor demanda ha recibido ha sido el del alquiler de veleros de entre 10 y 16 metros de eslora, con o sin patrón, y con una capacidad media de 8 personas a bordo donde disfrutar del mar y los valores de la navegación en familia.
En otro escalafón hemos encontrado a los grandes yates, que debido a su constante migración entre los puntos calientes de charter del planeta han visto como su disponibilidad en el Mediterráneo se viera algo mermada al encontrarse «atrapados» en puertos del Caribe sin la posibilidad de desplazarse hasta Ibiza, Mallorca, Cerdeña o la Costa Azul francesa.
No obstante, existe un segmento que sí ha soportado los estragos de la pandemia. Dentro del sector de los viajes en barco, el de los programas de «singles» donde el formato de reserva es el «plaza a plaza», se ha visto muy afectado, diezmando sus ventas al no gozar de la confianza del cliente debido a la imposibilidad de poder garantizar la seguridad sanitaria de grupos tan heterogéneos.
La pandemia potencia el charter náutico
Pero a nivel general la pandemia ha sido la que ha reforzado el valor de unas vacaciones en barcos. Su independencia, el estar al aire libre y siempre fuera de grandes aglomeraciones ha transmitido una gran seguridad a los que estaban programando sus vacaciones.
Así mismo, estas circunstancias han hecho que el sector del alquiler de embarcaciones haya visto como además de sus clientes habituales, nuevos clientes se hayan interesado por viajar en barco.
Por un lado han vuelto a encontrar a esos amantes del mar que habían cruzado las fronteras para navegar en nuevos destinos internacionales y que este año, debido a las dificultades de movimiento y la inseguridad de los viajes han optado por volver a navegar por las costas nacionales, y por otro un nuevo cliente, desconocedor de este concepto de vacaciones, que se ha visto atraído por las circunstancias y que se han convertido en una gran oportunidad para el turismo náutico de cara a las próximas temporadas.
El alquiler de veleros, catamaranes y yates lleva viviendo años de consolidación y crecimiento pero la pandemia se ha convertido en un acelerador de la tendencia del turismo náutico que a buen seguro veremos potenciada como una opción vacacional en las grandes ferias del turismo mundial.
Las autocaravanas se suman al festín
Otra forma alternativa de viajar en barco y que comparte filosofía con el charter náutico transformando camarotes en habitaciones y literas, y surcar el mar por circular por tierra firme, es la industria del caravaning.
El alquiler de autocaravanas también ha recibido el respaldo de los viajeros viendo como el volumen de reservas se ha disparado como pone de manifiesto el caso de una de las referencias del sector en España, Caravanas Osito, que ha llegado a colgar el cartel de completo durante toda la temporada.