El medio ambiente tiene que ser un eje principal de trabajo global.
En los últimos meses una corriente filántropa parece haberse instalado en el mundo a favor del medio ambiente marino. Empresas, eventos y organismos parece que están siendo guiados por el gran hermano hacía una cruzada contra los plásticos en los océanos. Y no piensen que el fin no me parece excelente pero sinceramente, no me lo creo. Y es más, en la gran mayoría de los casos me parece una burda maniobra dirigida por los creativos departamentos de marketing uniéndose a esta corriente de publicidad limpia.
A estas alturas, gracias a que los medios no paran de hacerse eco, en algunas ocasiones con un enfoque amarillista algo repugnante, todos sabemos de la existencia de las islas de plásticos que se generan en diversos puntos de los océanos debido a las corrientes marinas. Estás no han aparecido ahora, si no que llevan décadas formándose y nadie ha dedicado ni un segundo en la televisión o una linea en un periódico generalista porque eso no vendía. Ahora si vende, y al parecer mucho, con lo que se han alineado los astros para que que términos como basuras marinas, microplásticos y hasta cadena trófica nos las encontremos por doquier.
Todo esto me mosquea mucho ya que el respeto por el medio ambiente marino no debería ser una moda, si no un trozo del ADN de gobiernos, organismos, empresas y ciudadanos de todo el mundo.
Termino poniendo varios ejemplos de diferente naturaleza. Comienzo con la Volvo Ocean Race que puso foco tímidamente sobre el medio ambiente en la edición pasada y que en esta ha seguido apostando por la misma línea generando acciones tanto en tierra como en el mar, haciendo, incluso, que uno de sus barcos «apadrinados» haya sido el eje de esta campaña, complementándola con diversos summits en las diferentes paradas de esta vuelta al mundo poniendo el foco sobre la crisis de los plásticos en los océanos. La iniciativa me parece fantástica ya que su altavoz, aunque no es como antes, sigue sonando a buen volumen. Lo que pongo en duda es su altruismo y continuidad. En dos días termina la regata, y estoy casi convencido que se apagaran las luces de este proyecto hasta la próxima edición.
Por otro lado tenemos a la cadena hotelera Barceló que ha decidido eliminar todos los plásticos de un sólo uso de sus instalaciones. Esta acción tangible les compromete, obligándoles a ejecutarla ya que los que estamos concienciados con estos temas les hemos puesto en el foco. Yo, por ejemplo estaré en uno de sus hoteles en los próximos hoteles en Bilbao durante la Red Bull Cliff Diving y me he decantado por Barceló justamente por este paso adelante. Espero que no me defrauden y muchas más empresas turísticas se unan a esta iniciativa.
Este artículo se publicó en el periódico ABC el 4 de julio de 2018.